
La muerte del patriarca de la familia de esta alocada película los reúne de nuevo para celebrar su funeral. Con el reencuentro de los hermanos y sus respectivas parejas, la tensión crece al recordar hechos del pasado. Al desarrollo de este caótico funeral no ayuda que uno de los hermanos haya ingerido accidentalmente un alucinógeno, ni la presencia de un invitado desconocido por la familia, el cual viene a destapar un importante secreto del difunto padre.
Un funeral de muerte es film de tinto cómico en el que la ceremonia funeraria sirve de excusa para ridiculizar cómo los desencuentros familiares incluso en estos momentos afloran hasta rozar el ridículo. Oz maneja el ritmo de la película de forma eficaz, dosificando adecuadamente los gags, las sorpresas, y dándole una pátina de comedia negra para todos los públicos. El título pues podríamos decir que es más la excusa sobre el escenario que no una revelación sobre aspectos interesantes relativos a la muerte.
La mayoría de los gags están relacionados con uno de los personajes de la familia que se droga sin querer y empieza a sufrir alucinaciones de todo tipo, pero quizás abusa un poco demasiado de estas posibilidades. En cambio si que es acertado la incognita en la vida íntima del fallecido que es desconocido para el resto de la familia.
Un film pasable más bien de entretenimiento que para reflexionar, pero que sabe sacarnos una sonrisa con algo tan cotidiano como es la muerte desde una perspectiva en la que es necesario aceptarla y enfrentarse con humor. En este sentido el film puede inspirar a darnos una idea diferente sobre la muerte como queda patente en los créditos finales.
Esta película tuvo un remake en versión norteamericana estrenada en 2010 con el mismo título "Un funeral de muerte" pero dirigida por Neil LaBute y protagonizado entre otros por Martin Lawrence, Chris Rock y Zoe Saldana. Esta nueva versión sin embargo, no supera el clima de comicidad británica que es más acorde al planteamiento de la versión de 2007 de Frank Oz.