Película basada en la novela del mismo título de Michael Ondaatje, cuya lectura fascinó al director de la película, el celebradísimo Anthony Minghella.
Ambientada durante la Segunda Guerra Mundial, la trama se inicia con la historia de una joven enfermera franco-canadiense (Hana), que acude a Italia para prestar sus servicios cerca de su novio, soldado. Casi al mismo tiempo, recibe la noticia de su muerte y de la de una de sus mejores amigas, sintiendo en su interior que todo lo que ella ama, acaba mal.
De este modo, se instala en un monasterio abandonado de la Toscana, donde se dedica a cuidar a un hombre de nacionalidad inglesa, que ha perdido la memoria y tiene el rostro totalmente quemado. Se le conoce como “el paciente inglés”. Poco a poco se revela que, en realidad, el paciente es un cartógrafo húngaro, el conde László Almásy, que se encontraba confeccionando un mapa del desierto del Sahara.
En el monasterio, conviven otras personas. Uno de ellos es David Caravaggio, un exagente del servicio de inteligencia canadiense que perdió sus pulgares mientras era interrogado por un oficial del ejército nazi.
También se encuentra allí, un zapador indio del ejército británico (Kip), que mantendrá un romance con Han, pese a que ella está convencida de que cualquiera que se le acerque, probablemente morirá..
Estos cuatro extranjeros, atrapados en un limbo de brumosos claroscuros, irán recomponiendo el mosaico de sus respectivas identidades a través de una serie de recuerdos y revelaciones que discurren en paralelo a una bellísima historia de amor y celos, que tiene como protagonista al conde László Almásy de antes de la guerra.
En definitiva, “El paciente inglés” es un film intenso y largo, pero también profundamente bello. La historia de un conde húngaro, que fue abatido por los alemanes y rescatado por los beduinos, es el punto de partida de una intensa búsqueda de la identidad por parte de un grupo de personas, al final de la guerra. El film viaja del presente al pasado, de la desolación a la plenitud, con la muerte siempre al acecho.
La película fue ganadora de nueve Oscars en el año 1996, destacando el Oscar a la mejor película.