La sociedad japonesa se suele distinguir por las formas, su buen hacer y el rendir gran culto a la tradición. En su vida diaria, de cara a los demás, se distinguen como gente tranquila y muy dispuestos a ayudar al otro. Todo esto se ve reflejado en distintos aspectos de su vida como por ejemplo en las ceremonias funerarias. Para rendir un último adiós a los seres más queridos, toda la familia se reúne en la casa y preparan el cuerpo para el más allá. Antiguamente era la propia familia la que preparaba el cuerpo, pero poco a poco, debido a la industrialización y al hecho de trabajar fuera de casa, esta labor se fue dejando a las funerarias, y posteriormente, aparecieron empresas dedicadas exclusivamente a este ritual.
En esta película, el protagonista Daigo Kobayashi, antiguo violoncelista de una orquesta que se acaba de disolver, acaba vagando por las calles sin trabajo y sin demasiada esperanza. Por ello decide regresar a su ciudad natal en compañía de su esposa. Allí consigue un empleo como enterrador: limpia los cuerpos, los coloca en su ataúd y los envía al otro mundo de la mejor forma posible. Aunque su esposa y sus vecinos contemplan con desagrado este puesto, Daigo descubrirá en este ritual de muerte la chispa vital que le faltaba a su propia vida.
A lo largo de toda la película vemos como la sociedad rechaza el trabajo de Daigo, pero que esto es dado simplemente por la ignorancia, porque incluso su mujer lo rechaza y le incita a que deje el trabajo, pero una vez ve que es lo que hace y el afecto que le pone la cosa cambia. Hay un momento de la película en el que la mujer de Hajimi le dice que busque un trabajo normal a lo que el le responde que el trabajo que hace es normal, la muerte es algo normal que a todos tarde o temprano nos ocurre. Esta situación nos muestra como muchas veces intentamos de obviar que la muerte es un hecho natural de los seres vivos y que hacer esto lo único que nos aporta es sufrimiento y mal estar. Una vez aceptamos este proceso como algo inherente en la condición humana vivimos de una forma más sana y tranquila.
Con la limpieza del cuerpo lo que se pretende es eliminar el cansancio y el dolor que el muerto lleva acumulado de este mundo, y a la vez realizar el primer baño para una nueva vida. Aquí podemos ver como la cultura nipona hace una fuerte relacion entre el cuerpo y el alma, ya que si este está limpio el alma lo estará e iniciarán el camino al más allá de una forma pura. También creen que cuando ellos mueran se reencontrarán. De ahí la importancia que toda la família asista al ritual de limpieza, para poder ver por última vez a aquellos que han fallecido y comprobar que la persona que lo hace lo hace de una manera respetuosa, delicada y con cariño.
El director Yojiro Takita decidió crear la película a partir de la conmoción que sintió en la India, al descubrir que allí la vida y la muerte coexisten en armonía, de forma natural, en equilibrio. El contemplar a personas lavándose en el río mientras otras celebraban un funeral y despedían el cuerpo que se alejaba flotando en las aguas, le impactó profundamente. Fue entonces cuando decidió rodar una película donde se reflejara que el significado de la vida está ligada a la muerte.
La historia está contada con gran sensibilidad y la elección de la música es verdaderamente exquisita. También cabe destacar que las imágenes del rito funerario son muy hermosas, concebidas como un acto de respeto por un cuerpo que albergó una vida que proporcionó felicidad a sus familiares. Todos estos elementos sorprendieron, sin duda, al público. De hecho, la película fue ganadora de diversos premios destacando la obtención de un Óscar a la mejor película de habla no inglesa.
Sin lugar a dudas, se trata de una película que nos transmite que la muerte es una parte necesaria de nuestras vidas y la importancia del ritual funerario para preparar la despedida. La película esta acompañada de una sublime banda sonora de Joe Hisaishi, que nos submerge dentro de un mundo conmovedor que nos acerca a la realidad de las ceremonias funerarias japonesas. Despedidas fue galardonada a los Oscar como la mejor película de habla no inglesa y recibió 10 premios de la academia de cine de Japón, entre ellos el premio al mejor guión.