En una primera visión se puede pensar que este film gira entorno a un estilo de vida alternativo en medio de la naturaleza, puesto que los protagonistas viven casi como salvajes, aprendiendo a sobrevivir en un medio natural hostil. Sin embargo, esta película es algo más que la experiencia de una familia numerosa insólita con una sólida educación filosófica, ecológica y libertaria.
Buena parte de las críticas del film destacan este carácter ecohippy que en parte se desprende de los diálogos y escenas y que aparentan ser el hilo conductor. En este sentido, en la película se ensalza la figura de pensadores alternativos como Henry David Thoreau (La desobediencia civil) y sobretodo de Noam Chomsky (al cual le dedican incluso la celebración de un día conmemorativo en agradecimiento a su contribución intelectual a la población humana). «Si asumes que no hay esperanza, entonces garantizas que no habrá esperanza. Si asumes que hay un instinto hacia la libertad, entonces aún hay posibilidades de cambiar las cosas».
Su director y guionista, Matt Ross, articula un relato familiar a modo de fábula moral, en la que destacan las ingeniosas y subversivas misiones cuando sus protagonistas salen del bosque. Pero sobre todo la película es una crítica al sistema social actual y en concreto la enseñanza académica pues nos muestra que basta la motivación para aprender sobre cultura e historia, matemática y filosofía, idiomas y política, supervivencia física e intelectual.
La grandeza del aprendizaje por motivación es una idea inherente en el film la cual queda patente cuando este sistema de educación alternativa y propio de la familia se mide respecto a la escuela convencional. Toda la película es una ácida critica el capitalismo reinante y de los poderes fácticos.
Es fácil pues ver esta película en su opción ecológica, cómica y entretenida (ya que el grueso de las escenas son algo salvajes e incluso estrambóticas), pero sin duda estamos frente a un argumento trascendente, complejo, puntualmente maniqueista, pero también autocrítico en el que se balancean pros y contras. Puede valorarse como un film algo extremista, pero a lo largo de su metraje reflexiona que más allá de las intenciones, sean las mejores o no, es en el término medio donde está la virtud. Su viaje antisistema también es una evidencia de la necesidad de comunicación y de saber escuchar.
En este sentido, destacamos el hecho que el protagonista asume que su experiencia es el de un error, aunque califique «de un maravilloso error”. La película culmina con un mensaje acorde con su carácter anómalo de revolución controlada, de película para hacer pensar, pero al mismo tiempo entretener.
Captain fantastic es mucho más de lo que la pantalla deja ver. Es sobretodo el obstinado compromiso para que se cumplan las últimas voluntades de una persona querida por parte de su familia antisistema a la que el sistema legal pretende dejar al margen.
En este sentido, el film utiliza el contraste ideológico para reflexionar sobre quien tiene derecho a decidir sobre las últimas voluntades de un ser querido. El hecho de ser una familia extravagante permite que quienes son sus seres más allegados y queridos sean marginados de esta última voluntad. De hecho, si la difunta y su familia no fueran tan atípicos, el mensaje de fondo sobre las últimas voluntades y el duelo no sería tan contundente como está implícito en este film.
Es una película imprescindible para cualquiera que quiera reflexionar sobre la muerte y el duelo. Captain Fantastic es uno de estos productos cinematográficos claramente alternativos, pero ingeniosos, que tiene el mérito de haber buscado una interpretación liderada por un actor de gran talento y bien conocido como es Viggo Mortensen (1958), pero que lo arropa un plantel de artistas jóvenes que bordan magistralmente esta agridulce comedia.