Este libro es una invitación a saborear la vida entendida como un viaje desde el aquí y el ahora hasta el infinito. Precisamente por esto se centra en el sentido de la muerte: un proceso evolutivo de cambio de consciencia.
Se trata de un libro particular que reconoce que no estamos solos y por eso en cada capítulo se recopilan cartas (testimonios) que sirven de contrapunto transmitiendo con sus letras un mensaje vivencial. Estas cartas pueden verse como el mensaje de uno de estos seres espirituales que compartieron con nosotros algún momento de etapa humana.
La autora transcribe con sus propias palabras esta otra dimensión, desde otra perspectiva consciente para que acojamos con esperanza que nada termina con la muerte ya que persiste la certeza del Amor.
Nuestra vida, con todos sus acontecimientos, se compone de dos únicos momentos: cuando tocamos el cielo con la punta de los dedos porque gozamos y el alma se comunica con el Hacedor y cuando bajamos a los infiernos porque el dolor nos aflige precisamente por tener un corazón humano.
Este libro recoge en sus dos partes ambos momentos y todo lo que supone cada uno de ellos, relacionándonos con otros seres espirituales u otras personas que también disfrutan de los destellos de la trascendencia pero que también a veces derraman lágrimas con desesperación.
La autora quiere ofrecer ese regalo vivencial en un texto con tintes poéticos en agradecimiento y homenaje a todos los que nos dijeron adiós y a sus familias que han permitido compartir esos mensajes; con la voz, la misma voz de todos al unísono y a favor de la evolución.
Un texto pensado para que se caigan las polillas que nos impiden lucir el esplendor de lo que somos en potencia. Sacar a la luz las reliquias y quemarlas porque son recuerdos que nos atan, nos aprisionan o nos entretienen. Un libro que ayuda a saber despedirnos de lo que fuimos e incluso de lo que somos.