“Aeternum. Memorias de un joven inmortal” es una narración en primera persona en la que el protagonista declara ser un hombre con más de 400 años, dispuesto a explicar la historia de su dilatada existencia.
Aburrido de no poder morirse, este joven relata sus aventuras y desventuras con un toque de humor inteligente. Relata desde la suerte de poder batirse en duelo con la tranquilidad de que siempre saldrá victorioso a la tristeza de ver envejecer a sus seres queridos.
Sin embargo, su historia nos hace reflexionar sobre la falta de sentido de una vida que no llega a tener, pues carece de la conciencia de la muerte, una conciencia imprescindible para otorgar significado a su existencia.
De este modo, Miguel Ángel Mendo convoca a sus lectores –potencialmente, jóvenes a partir de 15 ó 16 años– a un diálogo reflexivo sobre la delicada cuestión de la muerte. Invita a reconocerla como parte inexorable de la vida, como elemento consustancial de cualquier persona.
“Aeternum. Memorias de un joven inmortal” fue premiada con el Lazarillo de creación literaria de literatura infantil y juvenil en 2007.