El cerebro humano, como el resto de los órganos de nuestro cuerpo se descomponen tras la muerte física. Pero históricamente, algunas culturas han querido hacer perdurar el cuerpo con diferentes técnicas, entre las cuales quizás la más conocida sea la momificación egipcia. Hoy en día se trata con formaldehido, aunque no es exactamente lo mismo.
Hoy en la cultura occidental no se momifica, pero si que existen técnicas para preparar el cuerpo del difunto. Hace años que la química nos proporciona los medios para conservar los cadáveres temporalmente. El alcohol metanol primero y el formaldehido sobretodo, son líquidos que temporalmente mantienen la integridad de los tejidos corporales uniendo las proteínas celulares entre sí y evitando que se desmoronen. Además estos líquidos son antibactericidas e impiden el inicio de la putrefacción natural del cuerpo.
Existen confusiones habituales en los términos de tanatopraxia cuando se refieren a métodos de conservación de cuerpos de difuntos. Los métodos de conservación aplicados de forma habitual en difuntos se distinguen por:
(1) emplear el frío para retrasar la putrefacción, o
(2) por la aplicación de productos químicos con el mismo objetivo.
Cómo conservar el cadáver
Los métodos de conservación son, de menos a más intensivos en productos empleados y energía:
• Refrigeración: método que, mientras actúa, ralentiza el proceso de putrefacción del cadáver por medio del descenso artificial de la temperatura.
• Congelación: Manera de conservación del cadáver por medio de la hipotermia.
• Conservación transitoria: mediante la aplicación de sustancias químicas, retrasa el proceso de putrefacción. Es un servicio obligatorio cuando el finado ha de ser inhumado después de 48 horas y un máximo de 72 horas (una realidad que legalmente debería cuestionarse por razones ambientales existiendo las técnicas de refrigeración).
• Embalsamamiento: impide la aparición de fenómenos de putrefacción. Es un servicio obligatorio cuando el finado ha de ser inhumado después de 72 horas, con un máximo de 96 horas (una realidad que legalmente debería cuestionarse por razones ambientales existiendo las técnicas de refrigeración).
Dentro de la tanatopraxia agrupa pues las técnicas que hoy se aplican a la conservación de cadáveres y sobretodo se utilizan para mostrar el cuerpo sin vida con una determinada consistencia. En definitiva, la tanatopraxia agrupa a un conjunto de prácticas cuyo objetivo es dejar el cuerpo del difunto de la mejor forma posible de acuerdo con unos estándares estéticos concretos y de este modo que la familia se lleva un buen recuerdo de su difunto. Pero hay argumentos para rechazar por razones ambientales esta práctica de preparación del cuerpo del difunto con el único fin de exhibirlo públicamente.
La tanatopraxia, como práctica
En términos la técnica básica de la tanatopraxia consiste en sustituir la sangre por formalina (formol entre el 20 y 35 %). El acondicionamiento del difunto con formol es un proceso solo obligatorio en caso de repatriación a determinados países. Esta práctica consiste en la extracción del volumen de sangre y la evacuación de gases y líquidos de las cavidades torácica y abdominal con la inyección de 6 a 10 litros de formol como líquido biocida. La disolución de formaldehido como líquido conservante varía de disoluciones al 20 o 30 %.
El proceso de embalsamamiento del cuerpo difunto se inició a finales del siglo XIX con el descubrimiento del formaldehido en 1867 por el químico August Wilhelm von Hofmann. La industria funeraria lo usa porque esta sustancia reafirma o da firmeza al tejido corporal y eso le da al difunto un mejor aspecto. Sin embargo obvia la toxicidad inherente de este producto tanto por inhalación en el caso de los tanatopractores como las consecuencias de su vertido en cementerios o en la atmósfera.
Para la aplicación del líquido conservante basta una incisión diagonal justo por encima de la clavícula izquierda y a través de la arteria carótida con una cánula se puede bombear el líquido embalsamador formado por formaldehido y otros conservantes químicos. A medida que el fluido entra en el cuerpo sin vida empuja la sangre para que salga por la vena subclavia. Esta operación es lenta, se tarda casi una hora y requiere de ir masajeando las extremidades para que no se formen coágulos y de esta manera toda la sangre sea substituida por este líquido embalsamador.
Cómo se ejectura
Una vez que toda la sangre ha sido reemplazada. Se hace una incisión en el abdomen y se succionan los líquidos. Como la orina y las heces que pudieran estar ahí. Luego se cosen las incisiones, se limpia el cuerpo del difunto, se ajustan los rasgos faciales y este queda listo para ser expuesto. El uso del formol en la preparación de un cadáver está prohibida en varios países como; Bélgica, Dinamarca, Holanda, Luxemburgo, Escandinavia. Excepto cuando se trata de la repatriación en ataúd a ciertos países. Lamentablemente, no hay una norma europea única. El lobie del formol intenta impedir que se prohiba en toda la Unión Europea. Algunas religiones como el judaísmo, el islamismo y el hinduismo lo prohiben expresamente.
En su versión estrictamente estética, la tanotapraxia e (tanatoestética) tiene como función mostrar al cadáver con un aspecto menos “muerto”. Algunas empresas confunden este embalsamamiento estético y emplean el formol con propiamente el arreglo puramente estético (maquillaje, peinado, etc.).
El embalsamamiento mal llamado «estético» introduce el formaldehido para una conservación transitoria en cantidades de tan sólo entre 260 y los 420 ml por difunto. Muchas funerarias la aconsejan ante la ignorancia de sus clientes. Sin embargo, esta práctica que es perfectamente prescindible introduce un biocida que genera tóxicos durante la cremación o contamina los substratos edáficos en el caso de la inhumación.
La tanotapraxia es un profesión que en España no está homologada. Pero que se enseña en diferentes centros ligados con las empresas funerarias. Que otorgan un certificado de profesionalidad. Siempre que el centro esté acreditado por el SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal). El tanatopractor está destinado a trabajar en una funeraria. Sin desmerecer el esfuerzo que hay detrás de cualquier trabajo. Este oficio está expuesto a productos altamente cancerígenos durante su práctica profesional.
Argumentos para la reflexión
Retardar la descomposición se puede realizar con técnicas de congelación. Que estas no suponen tóxicos ni ambientales ni para los practicantes. Querer evitarla no es más que un intento vano de eludir el último recordatorio mórbido. Toda materia en el universo debe seguir una ley fundamental que es que los átomos y las moléculas de las que estamos compuestos no se crean ni se destruyen tan sólo se transforman.
La técnica de la tanotapraxia, a la que muchos expertos cuestionan por su toxicidad (interna y externa) e inutilidad. Lógicamente, en un entierro natural las sustancias empleadas en el embalsamamiento temporal no se permiten. Pues contaminan el entorno y suponen una agresión para las raíces de las plantas entre las cuales se colocan los cadáveres.
Por el contrario la industria funeraria considera el embalsamamiento y la preparación cosmética de los muertos como algo que es fundamental para facilitar el duelo a los familiares. Sin duda es un tema muy polémico. Pero más allá de los argumentos hay una realidad clara. En el embalsamamiento se usa el formaldehido. Que es un producto químico tóxico y cancerígeno. Por lo que las personas que trabajan con esta sustancia están expuestas a un riesgo para su salud innecesario.
¿Permite un Ecofuneral?
Otra consideración que defienden los expertos en ecofunerales. El embalsamamiento con formaldehido vuelve a los cuerpos duros y con una consistencia que les da un aspecto plástico y artificial. Así que al enterrar a un ser querido difunto con aspecto de no estar muerto, eso si que no ayuda en nada a aceptar la muerte del ser querido. Es cierto que algunas personas muertas en accidentes quedan físicamente destrozadas. Pero incluso en estos casos hay otras opciones de tipo reconstrucción estética sin necesidad del formaldheido y otros líquidos similares.
Para algunos profesionales de la ciencias psicológicas, la tanotapraxia va en contra de facilitar el duelo. Opinan que contradice la argumentación de las empresas funerarias. Pero también es cierto que la tanatopraxia existe porqué ha habido una evolución respecto a las técnicas funerarias. Sin el formaldehido y otros productos químicos (metanol, glicol, fenol, eosina) agresivos igualmente esta práctica no existiría.
Las empresas funerarias no son más que el reflejo de una sociedad que mayoritariamente rechaza la muerte. La tanatoestética o preparación estética sin formol, es otro cantar, y los productos de enbellecimiento pueden ser igual que en la cósmetica respetuosa de origen natural.
La refrigeración permite escoger el momento para la ceremonia funeraria
La refrigeración en cámaras frigoríficas es la mejor técnica para preservar temporalmente un cadáver. Permitir de este modo que la familia prepare la ceremonia como desee sin las prisas que exigen las funerarias en España. En algunos países como Francia se permite la conservación en el propio hogar (1). En este caso se utiliza el hielo seco o gas carbónico sólido. Que constituye una alternativa a la refrigeración convencional aunque debe renovarse cada 24-36 horas.
Para los defensores del enterramiento natural y de los ecofunerales. La clave para el éxito en el duelo es una concienzuda preparación de la ceremonia. Un experto en el tema señala que; «lo que no tiene sentido es que una boda se geste a lo largo de meses y la ceremonia funeraria se deba ventilar en unas pocas horas».
Además es una técnica inocua para el medio ambiente. Gracias a la cual un cadáver puede almacenarse hasta diez días. De hecho, en el Reino Unido no emiten el certificado de defunción hasta pasados los 15 días. Esto da tiempo suficiente para diseñar la mejor ceremonia. En aquel país hay el oficio de director del rito funerario, algo mucho más útil que el embalsamamiento.
Para los defensores del ecofuneral. La legislación funeraria contradice las normas medioambientales más básicas. Porqué la sociedad no se atreve a cuestionar la actividad de las empresas funerarias. En cualquier caso, el aval ecofuneral sólo admite la tanatoestética con productos natuales y rechaza la práctica de la tanatopraxia.