Los refrigerios o agápes funerarios en nuestra cultura no son habituales. Sin embargo, en los velorios en el tanatorio las empresas funerarias dan la opción de contratar un servicio de refrescos y snacks o tentempiés. En este artículo abordamos la posibilidad de que estos refrigerios funerarios, aunque sencillos, puedan ser de productos ecológicos, saludables e incluso veganos. Una propuesta de tentempiés para dar coherencia ecológica a una parte de la ceremonia funeraria.
En la muerte como en la vida
La muerte nos evoca la finitud y la impermanencia. La naturaleza nos muestra que todo lo que vive, crece, se reproduce, declina y revive. Lo hace en nuevas formas. La angustia por la muerte, según algunos filósofos tiene que ver con el hecho de que a través de la religión el ser humano intenta prolongar su realidad física real por otra de metafísica no comprobable. La única certeza es que tras la pérdida de las funciones vitales del cuerpo biológico este queda a merced de otros procesos biológicos menos constructivos, los de la descomposición.
La muerte nos da miedo, pero nuestros instintos llevan en su esencia el impartir la muerte no sólo de nuestros semejantes con las guerras, sino también hacia nuestro entorno, destruyendo la naturaleza, contaminando las aguas, el aire, el suelo. Nos hemos aislado de la realidad viva a la que pertenecemos.
No vemos el planeta que nos acoge sino como un mero sustrato para nuestras conveniencias materiales. En el momento de morir, en el momento de celebrar el gozo de todo lo que la vida nos ha dado también podemos convertir este último adiós en un acto de responsabilidad hacia la armonía y la coherencia con el medio ambiente de este planeta maravilloso.
Refrigerium vital
En nuestra sociedad se ha implantado la vigilia del cuerpo difunto del ser querido en el tanatorio. En este espacio, familiares, personas amigas, conocidas, compañeras de trabajo, etc. pueden compartir sus vivencias con la carcasa de la persona fallecida. La vela del cuerpo del recién fallecido (más bien una costumbre ligada precisamente a asegurarse que el cuerpo realmente estaba biológicamente finalizado) es también un tiempo de compañía con la familia doliente.
El velatorio en el tanatorio es el espacio entre la muerte y la ceremonia del entierro, un tiempo que los psicólogos opinan que es esencial para hacer el duelo. El cuerpo del finado se ubica en un ataúd de madera abierto, expuesto a la vista de todos los presentes. El velorio con el ataúd cerrado o abierto sirve a la familia, amigos y conocidos del fallecido para expresar sus condolencias a la familia cercana. En este espacio que podemos considerar de solidaridad puede estar acompañado por un refrigerio o ágape frugal.
La costumbre del banquete funerario está bien documentada ya en el mundo púnico-fenicio y también en el romano, aunque cada cual con sus connotaciones y según el período histórico. Esta costumbre la atestiguan las abundantes tazas o copas de paredes finas que aparecen en determinadas necrópolis que prueban la importancia de compartir alimentos con el difunto.
En los primeros cultos cristianos hasta aproximadamente el siglo VI también se documentan, en parte por influencia de la religión romana donde era costumbre común que tras el entierro del difunto se sirviera un ‘refrigerium’ (en la imagen el fresco del hipogeo de Tomis -antigua Constanza de Rumania- descubierto en 1988 y que pertenece a la época de los emperadores Diocleciano y Constantino el Grande (307-337dC) en cuya representación se muestra el ágape en honor del difunto con las vestimenta romana típica).
En definitiva, alimentos y bebidas para saciar el hambre y la sed del alma. Por eso los asistentes a las exequias fúnebres rendían homenaje culinario al fallecido. Entre los celtas y que es la base de la práctica del ágape funerario o banquetes funerarios para honrar a la persona que había fallecido.
Ágape funerario hoy
Hoy en día esta costumbre del ágape funerario no se ha conservado en la cultura española, pero los servicios funerarios incluyen en su oferta la posibilidad de una selección de bebidas y snacks para que los visitantes que compartirán un rato con la familia puedan disponer de un tentempié de cortesía. En estos casos, hay que reconocer que las funerarias simplemente se limitan a servir lo que es habitual en estos casos: café, refrescos azucarados, agua mineral, zumos de concentrados, galletas, snacks, bollería, etc.
Mientras el cuerpo difunto permanece en silencio de su cámara refrigerada expuesto a los visitantes, en los alrededores del finado lo más probable es que campe la comida con grasas saturadas y las bebidas edulcoradas con productos poco saludables. Puede que el fallecido no tuviera especial sensibilidad por el tipo de nutrición, pero podría darse el caso que fuera vegano y consumidor de productos ecológicos en vida. Pues la contradicción es que en el momento de su vigilia funeraria a día de hoy lo más probable es que sus allegados disfruten de un catering con productos que contribuyen al sufrimiento animal o simplemente van llenos de tóxicos ambientales y son poco saludables.
En cualquier caso, hoy por hoy, en los servicios funerarios convencionales, la selección de productos para los refrigerios en tanatorios se supedita al presupuesto del deceso y su coste variará en la cantidad, composición y marcas de los productos que se ofrezcan durante la vigilia.
Curiosamente, a día de hoy (2018) no se ofrecen productos ecológicos con distintivo de calidad en ningún tanatorio del Estado español. Todo el mundo sabe donde encontrar hoy en día productos ecológicos. Los servicios funerarios españoles están lejos de ofrecer una ceremonia funeraria ecológica ya que por el momento no está entre sus prioridades.
Cambiar las costumbres
Hace a penas unos años era impensable que en los bares uno pudiera pedir un cortado de café que no fuera con leche de vaca. Luego más tarde ya pudo tomarse también el café con la leche desnatada. Hoy en muchos bares también disponen de leche vegetal de soja y algunos incluso de avena, almendra y arroz. En definitiva, los bares se han adaptado a lo que los clientes demandan y que se encuentra fácilmente en los establecimientos de alimentación.
A diferencia de los bares, cuando alguien se acerca a contratar los servicios funerarios en un tanatorio, los «clientes» no demandan, simplemente, se contentan en aceptar lo que se les ofrece y en general lo que se les «vende».
Por tanto, es hora de ser conscientes que al igual que quien se toma el cortado con leche de soja porque es su opción nutritiva, lo mismo sucede con los servicios de catering que puede ofrecernos en un servicio funerario.
Cuando demandamos a una empresa funeraria un servicio de catering, podemos exigir que este sea con productos ecológicos y locales. Al fin y al cabo a la empresa funeraria le da lo mismo comprar los productos en el supermercado ecológico que en el comercio convencional pues no los guarda en sus almacenes junto con los ataúdes.
Refrescos bio
En un refrigerio, lo más habitual o incluso más barato, es que se ofrezca café, tisanas, refrescos variados, zumos y agua mineral. Los productos dependen del número de visitantes que la familia estime les visitará en el tanatorio. Lo ideal es disponer de una cafetera exprés, de un hervidor para preparar tisanas y luego de refrescos y zumos envasados. Si nos referimos al café, recordemos que este puede ser de comercio justo y ecológico, lo mismo que el té y las tisanas de hierbas. Es algo que podemos contratar pues son fáciles de encontrar en el mercado convencional.
En cuanto a los refrescos no azucarados en el ámbito de la distribución de productos ecológicos es amplia. Encontramos zumos naturales y ecológicos tanto de marcas prestigiosas locales (como los zumos de Cal Valls), como extranjeras (por ejemplo, como Hoellinger) todas ellas bien implantadas en el ámbito de la nutrición ecológica.
Respecto a los refrescos no azucarados la variedad de los mismos es escasa ya que no es fácil elaborar bebidas edulcuradas con o sin gas, libres de azúcares o edulcurantes químicos. Algunas de las propuestas existentes se elaboran con agua mineral, zumo de manzana o zumo de limón de base de concentrado, dióxido de carbono, extracto de malta de cebada, y aromas naturales.
También hay las bebidas refrescantes de fermentos naturales como Bionade o la bebida de Kombucha o también conocida como té de Kombucha, una bebida milenaria resultante de la fermentación del té, ligeramente efervescente, algo amarga, de sabor agridulce; una bebida 100% natural, y con propiedades probióticas.
La oferta de zumos y refrescos con etiqueta ecológica es pues amplia y cada vez es más fácil de encontrar en las tiendas biológicas que se han extendido por pueblos y ciudades de todo el país (algunas regiones, más que en otras).
Vasos y cubiertos compostables
Otro elemento imprescindible en un refrigerio son los vasos para las bebidas y los platos para los snacks. Debemos saber que existen vasos, platitos, cubiertos y servilletas compostables. En general los elementos de la vajilla compostable son productos confeccionados con Fécula de Maíz (PLA) y están hechos a base de un biopolímero derivado del almidón del maiz, la patata u otros materiales biodegradables compostables y desechables realizados a partir de la fibra de caña de azúcar.
Estos recipientes por su composición pueden parecerse al plástico o al papel, pero en cambio se comportan como materiales compostables. Hay empresas especializadas en servir materiales compostables para caterings (1) (2) (3).
Snacks saludables y veganos
En el ámbito de los refrigerios ecológicos, los snacks podríamos destacarlos en primer lugar los basados en la bollería (croisants, mondaditos con tostadas, etc.) todos ellos procesados con harina de trigo, maiz, espelta, etc. con etiqueta ecológica.
En segundo lugar tenemos las galletas y derivados, de las cuales hay bastantes marcas con la etiqueta ecológica en estos momentos. Algunas incluso son veganas, es decir no contienen grasas animales. Finalmente, están los frutos secos de los que hay fabricantes que envasan con etiqueta ecológica.
Los snacks son casi siempre productos procesados y de conservación de larga duración por lo cual la empresa funeraria puede tener incluso en stock. Por tanto, el refrigerio funerario, aunque hoy por hoy no se contemple, es posible de servir con productos ecológicos y saludables. Una oferta de snacks y refrigerio ecológico no tiene que ser más cara, especialmente, si estos provienen del mercado local.
Lamentablemente, las empresas funerarias no lo ofrecen porqué su negocio se basa en disponer de márgenes muy amplios entre compras y ventas. A falta de oferta en este ámbito, la otra opción, es pactar con los servicios funerarios que uno se traerá sus propios productos que al fin y al cabo por eso alquila la sala de vigilia en el tanatorio y bastante cobran por ello.
Aunque en el peor de los casos, siempre queda la opción de la cremación directa y autoorganizarse o encargar una ceremonia de diseño propio y por tanto como no con un catering ecológico servido por una empresa especializada que las hay.