La muerte no suele ser la protagonista de las conversaciones, sobre todo si éstas son animadas. Siempre la relacionamos con cosas tristes o con sentimientos negativos, como la angustia o el miedo a lo desconocido. Pero el libro de Albert Parareda Franquesa, publicado en lengua catalana L’art de morir serenament (El arte de morir serenamente), seguro que nos cambia de opinión. Este libro nos permite ver que es posible hablar – y pensar – de la muerte desde una vertiente optimista. Este es el mayor logro de una obra que consideramos fundamental para cualquier persona que pretenda asumir la muerte como algo esencial en su Vida.
Hay personas que aprenden a morir serenamente, convirtiendo el miedo y la desesperación en una tranquila sensación de aceptación. Este libro nos acompaña para valorar lo importante que es vivir conscientemente y, por tanto, aceptando la presencia de la muerte en nuestras vidas y en la de los seres queridos. Por eso este libro no sólo nos permite informarnos y prepararnos para cuando tarde o temprano llegue el momento, sino que nos da las claves para hacerlo desde una ventana abierta a la esperanza.
Albert Parareda tiene una forma de pensar única como uno puede comprobar en su anterior libro Hi ha un tros de pastís a la nevera (Hay un trozo de tarta en la nevera). Sin duda, L’art de morir serenament es un diálogo práctico en torno la muerte para afrontarla como algo vital, y un alegato para no olvidar que: «Planificamos la vida alrededor de cosas sin importancia y nos preocupamos por lo que no vale la pena. Tenemos en nuestras manos la oportunidad de decidir cómo vivimos la vida y no la debemos desaprovechar, del mismo modo que no podemos desaprovechar la última de nuestras libertades: elegir la actitud que queremos tomar ante la muerte »
A primera vista, L’art de morir serenament parece una guía para encarar la muerte o como la persona puede prepararse para el desenlace, el propio funeral o el de un ser querido. Pero va más allá. Es una reflexión profunda sobre el arte de saber amar, ser consciente de nuestras fortalezas y debilidades, de arrancar del fondo de nuestra alma el coraje que todos llevamos dentro. Una apología a lo que todos buscamos: el sentido de la existencia.