Con este libro, el autor nos guía en las diferentes etapas por las que debemos transitar para abandonar nuestro cuerpo y entrar en el estadio intermedio o bardo antes de volver a experimentar un renacimiento, basándose en el Bardo Thodol o El Libro Tibetano de los Muertos.
Sobre la muerte no hay muchas tradiciones que ahonden tanto como la tibetana. Su visión a las personas de cultura occidental nos puede parecer poco realista. Sin embargo, su aportación puede ser interesante para quién deba enfrentarse con la muerte anunicada de algún ser querido pues su visión, basada en una tradición ancestral puede que sea útil para afrontar luego el duelo.
Según la tradición tibetana, a lo largo del proceso de la muerte, los órganos sensoriales dejan de funcionar uno tras otro, permitiendo que nuestra consciencia se refine hasta el punto de quedar despojada de todo lo superficial y personal. Si nos hemos entrenado para permanecer conscientes durante este proceso podemos reconocer con facilidad el estado más sutil y esencial de nuestra mente, el estado del claro espacio abierto. Y si tenemos la capacidad de meditar en la naturaleza vacía y gozosa que según los tibetanos ofrece esta experiencia aseguran que permite experimentar el Despertar de la mente. Según el libro, muchos meditadores avezados son capaces de completar su entrenamiento durante este proceso. El autor experimentó una muerte consciente, y permaneció en meditación varios días después de que sus órganos vitales dejaran de funcionar sin que su cuerpo mostrase signo alguno de descomposición. Este conocimiento, que tuvieron muchos meditadores del pasado, sigue siendo experimentado por muchos lamas en la actualidad.
La muerte consciente es la consecuencia natural de haber vivido con lucidez, de encontrar sentido a la vida y a la muerte, de haber perdido todos los miedos, y de haber transformado las creencias en conocimiento directo. Es el reto más importante que el ser humano debe acometer en su existencia. La sociedad actual vive de espaldas a la muerte, perdiendo el sentido natural del fin de la existencia humana y de la continuidad multidimensional de la conciencia. La visión tibetana nos aporta un conocimiento ancestral útil para afrontar la muerte de los seres queridos y la propia, algo que a día de hoy es todavía una asignatura pendiente que llena de incertidumbre a millones de humanos en la Tierra.