Si pensamos que nuestro cuerpo debería tener un destino distinto al entierro o la cremación. Podemos optar por donar nuestro cuerpo una vez hayamos fallecido. Puede ser donante de órganos y/o tejidos, o donar nuestro cuerpo a la ciencia. Aunque nuestro cuerpo o cenizas no estén presentes en el sepelio, igualmente se podrá celebrar el funeral, con una fotografía nuestra presidiendo el acto, por ejemplo. En cualquier caso, definir qué sucede con nuestro cuerpo una vez hayamos fallecido debería ser una decisión estrictamente personal. Además, deberíamos tomarla en vida para no dejar que nuestra familia tenga que lidiar con una cuestión tan compleja en un momento emocionalmente frágil.
Donación de órganos y tejidos
La donación de órganos y/o de tejidos es un acto distinto a la donación del cuerpo a la ciencia. La llamada “donación de órganos” toma órganos y tejidos sanos de una persona para trasplantarlos en otras. Bien sea de un donante vivo o del cuerpo de una persona que ha fallecido recientemente. Los órganos que se pueden donar son los riñones, el hígado, el corazón, el páncreas y los pulmones. Además, de una donación también se pueden obtener tejidos como hueso, las córneas y las válvulas cardíacas.
Ser donante de órganos y/o tejidos significa que en el momento de nuestra muerte, nuestros órganos se trasplantarán y servirán para salvar o mejorar la vida de otros, aligerando las listas de esperas para recibir órganos. Pero para ello es necesario que el fallecimiento suceda dentro de una Unidad de Curas Intensivas o similar de un hospital, donde es posible preservar los órganos y realizar las pruebas necesarias para valorar la donación potencial. Una vez realizadas estas pruebas, el equipo médico del hospital puede dictaminar si el fallecido puede ser donante y de qué órganos.
Todos somos considerados donantes
Según la Ley de trasplantes, en España todos somos considerados donantes si en vida no hemos expresado lo contrario. Sin embargo, esa expresión puede haber sido formulada de diferentes modos, lo que obliga a que se pregunte a familiares o allegados sobre la voluntad del fallecido respecto a la donación. En la práctica siempre se respeta la decisión de la familia, ya que se asume que estos no contradirían los deseos de su ser querido. La firma de la familia para proceder a la donación se denomina Consentimiento Familiar. En algunas Comunidades Autónomas podemos solicitar una Tarjeta de Donante que acredita la intención aunque no compromete legalmente, o podemos dejar anotada nuestra voluntad en un Documento de Voluntades Anticipadas.
La donación de órganos en España
- Hay unos 1.800 donantes al año, y 4.700 trasplantes. En febrero de 2016 se alcanzaron los 100.000 trasplantes.
- En 2015 se registraron 1.851 donantes reales de órganos sólidos. Ningún órgano pudo ser finalmente utilizado por 246 fueron donantes.
- La tasa de donación efectiva es 34,4 personas por millón.
- En España se hacen 13 trasplantes al día, más de un trasplante cada dos horas.
- La edad media de los donantes es de 60 años. Más de la mitad de los donantes tiene más de 60 años y el 84% más de 45 años.
- La causa de muerte más frecuente entre los donantes es el accidente cerebrovascular (65%).
- Solo el 4% de donantes vienen de accidentes de tráfico.
- Muchas familias siguen sin autorizar la donación de sus fallecidos: en los últimos años esta negativa se mantiene entre 15% – 16%.
- En 2014 la mayoría de los trasplantes fue de riñón (61%), seguido por hígado (24%) y finalmente, cardíacos. La espera de los pacientes depende del órgano que requieren.
- Desde la creación de la Organización Nacional de Trasplantes, más de medio millón de personas se han beneficiado de un trasplante de órganos, tejidos o células.
Donar el cuerpo a la Ciencia
La cesión de todo el cuerpo consiste en donar el cuerpo a la Ciencia, después de morir. Para ser utilizado con fines docentes y de investigación médica. La donación efectiva de órganos no es compatible con la donación del cuerpo a la ciencia. En la intervención quirúrgica que se lleva a cabo para la donación de órganos, es imprescindible realizar también extracción de arterias y venas. Esto impide que se puedan realizar las infusiones de líquidos necesarias para conservar el cadáver para estudio.
Cualquier persona que desee donar su cuerpo a la ciencia puede contactar con la Facultad de Medicina (Departamento de Anatomía y Embriología Humana) más próxima a su localidad. Allí le facilitarán el procedimiento a seguir después de la defunción y un Carnet de Donante. Incluye nuestro consentimiento escrito y los teléfonos de contacto. La donación nunca implicará una compensación para la persona donante, ni para sus herederos. Ya sea económica o de ningún tipo. La aceptación del cuerpo por la Universidad implica una serie de gastos económicos. Básicamente el traslado en vehículo funerario desde el lugar de fallecimiento hasta la Facultad de Medicina. Que serán asumidos por la propia institución una vez aceptada la donación. En cualquier caso y para que la donación del cuerpo sea efectiva, el cuerpo debe llegar a las instalaciones universitarias correspondientes dentro de las primeras 48 horas post-mortem.
Cuando termine su uso, la Facultad se encargará igualmente de la incineración de los restos. No obstante, si se desea, en algunas Facultades la familia puede solicitar la devolución del cuerpo para organizar entonces, por cuenta propia, un entierro o incineración particular. Además, la donación del cuerpo a la ciencia incluye el consentimiento para que puedan utilizarse imágenes derivadas de los estudios, siempre respetando la privacidad mediante la ocultación de la identidad del difunto.
Mortui prosumus vitae
En la imagen se lee un epitafio: Mortui prosumus vitae, «Incluso en la muerte servimos a la vida». Está grabado en una fosa común dedicada a los donantes de cuerpo. Instalada en el cementerio de Bremgarten, en Berna (Suiza).
Además de un acto de generosidad, la donación de órganos o del cuerpo para el estudio de la ciencia, es también un acto de coherencia ambiental. La última huella en la Tierra es el cuerpo difunto. Decidir que algunas partes o todo sea “reutilizado” es también un gesto de solidaridad hacia las generaciones que siguen. Donar nuestros órganos o nuestro cuerpo es dejar un legado de valor incalculable. Marcar una diferencia después de haber exhalado nuestro su último suspiro.
NOTA: Imágenes de clases de anatomía. Donde se emplean cuerpos donados a la ciencia. Extraídas de la web del Departamento de Anatomía, Histología y Neurociencia, de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid.