A lo largo de una semana, 22 almas llegan a una estación de tren (representada como una escuela preparatoria) en la cual los visitantes deberán elegir mantener un solo recuerdo por toda la eternidad.
Los personas tienen diferentes perfiles, desde una anciana con lagunas mentales, un adolescente rebelde y un veterano de guerra. La cinta combina elementos de ficción y documental al intercalar entrevistas reales, improvisaciones de los actores o lecturas de los guiones.
La cinta explora el valor de la memoria después de la muerte.
Los recién muertos acuden a una edificio algo deteriorado, enclavado en un parque de una ciudad. Son veintidós. El edificio es uno de los tantos lugares en el mundo que cumplen la función de prepararlos para que puedan acceder a la eternidad.
Tiene dormitorios, salas de entrevistas, filmotecas- una por cada persona- una sala de cine, y facilidades para la producción de películas.
Allí, los recién muertos son entrevistados por amables empleados que buscan asistirlos para que elijan, en el plazo máximo de tres días -de lunes a miércoles- un recuerdo entre todos los que componen sus vidas. Este será recreado por medio de una película.
Cada personaje tiene el suyo, un viaje en tranvía cuando era niño, con el viento que entraba por las ventanillas y le daba en la cara.
Un vuelo en una avioneta sobrevolando las nubes tan blancas y puras como suaves. Un vestido rojo que una anciana vistió cuando era niña.
La conversación en un parque de un matrimonio consolidado sobre ir al cine.
Cada uno de los recuerdos elegidos son pequeñas experiencias parecidas a haikus y al igual que estos, llenas de sentido poético.
En resumen
«After life», dirigida por de Hirokazu Kore-eda es una colección de historias de muertos, de sus dificultades para encontrar el recuerdo con el que se quedarían.
La concepción de «After life» es la de un más allá sin Dios y en el que la muerte, en comparación con la vida, es algo estático y limitado, pero no vacío.
Son muchas las tradiciones, como la tibetana, que sostienen que cuando morimos tardamos en darnos cuenta de que ya no estamos vivos, y que pasamos unos días en una especie de limbo parecido al mundo real.
En la película, cualquiera creería que uno puede elegir el cielo, pero lo importante no es esta elección sino el mejor recuerdo vivido.
Un film de éxito
«After Life» fue presentada en el 46 festival de cine de San Sebastián obtuvo el Premio FIPRESCI y fue nominada a la Concha de Oro. Llegó a las pantallas de unos pocos cines en nuestro país en 1999.