Una apasionada relación amorosa entre un maduro profesor de astrofísica. Ed y su joven alumna Amy, que aunque breve es intensa y marca el destino de ambos personajes. No es una relación efímera sino que se prolonga seis años en el tiempo y está escenificada no sólo por los encuentros físicos más bien esporádicos sino por la intensa relación a través de videoconferencias, archivos de video, emails, y correos tradicionales a través de los cuales la película se adentra en la vida de ambos personajes y el profundo amor por el que están unidos.
La película parte de un mensaje simbólico que el amor es eterno y que no importa lo lejos que estén un amante del otro. También nos habla sobre ciencia y el hecho que la especialidad de ambos sea la astrofísica permite especular sobre el alma, materia y espíritu, el dolor, la perdida e incluso el arte. Su director, Tornatore bien conocido por su mítico film Cinema Paradiso (1988) nos ofrece un guión a veces algo cansino pero con infinitas lecturas, a cada cuál más bella e intencionadamente profunda. Que esta profundidad sea comprendida por el espectador es otra historia dado que el guión es algo repetitivo, minimalista. El guión es pues contemplativo com el amor de ambos personajes, y el film se recrea en lo emotivo.
La relación entre un Jeremy Irons que intenta sacar lo mejor posible del guión en sus intervenciones a través de la pantalla de un ordenador contrasta con la dinámica vida de la actriy Olga Kurylenko que demuestra una brava interpretación. Hay algunos aspectos inverosímiles respecto a las cuestiones familiares que atañen a ambos amantes, pero lo cierto es que el impresionante despliegue de presencia con videos, cartas, emails, sms, orquestrados especialmente por Ed nos permitirá reflexionar sobre el significado de la permanencia terrenal tras la muerte física.
En cierto sentido, La correspondencia es un manual sobre como sobrellevar el duelo ante la muerte de un ser muy querido y como la experiencia misma de la muerte puede ser sublimada por el amor, un amor eterno que intenta permanecer i estar presente en el día a día sin en realidad uno de los amantes exista ya realmente. La propuesta del guión de este film permite múltiples lecturas. No fue una película aclamada y pasó bastante despercibida en las pantallas del cine español, pero las casi dos horas de su metraje nos transportan a una íntima introspección respecto a la pasión del amor humano más allá de la muerte.
Como curiosidad comentar que la pequeña isla donde Ed tenía su casa con la que se encuentra en Italia con Amy se ubica en el maravilloso lago de Orta, cerca de la pequeña ciudad medieval de Orta San Giulio, un lugar muy tranquilo y paisajísticamente impresionante aunque en la película, la isla se llama Borgoventoso que significa «ciudad ventosa».