El objetivo de los funerales es común en todo el mundo: expresar los sentimientos de amor y admiración a los seres queridos con el fin de no olvidarlos. Pero aun así, los ritos funerarios varían mucho en cada país y en cada cultura. Las tradiciones funerarias son de lo más variopintas y dependen de las creencias y valores culturales de cada sociedad. El tema en sí daría para escribir un libro, y de hecho los hay. Así que con este artículo queremos dar un breve repaso a algunas de las tradiciones más curiosas.
Bolívia: cráneos llenos de vida
La tradición andina cree que las personas tienen siete almas y todas van a lugares diferentes cuando la persona muere. Una de las almas se queda en el cráneo y ésta tiene el poder de visitar a los vivos a través de sus sueños con el fin de curarlos y protegerlos.
Por esta razón, muchos bolivianos guardan cráneos en sus hogares, almacenándolos a menudo en vitrinas o en altares improvisados. Muchas familias los guardan de año en año en algún lugar bien visible de la vivienda por su poder protector.
Durante la celebración de la festividad de las Ñatitas o del Día de los Cráneos, el 9 de noviembre, los cráneos familiares se visten con sombreros de todo tipo o gorros tradicionales de lana andina y son coronados con flores ornamentales.
Los cráneos se llevan a una capilla especial donde asisten a la celebración de la misa. Así mismo, como ofrenda, se les puede dar a los cráneos cigarrillos, hojas de coca o bebidas alcohólicas, entre otros.
Los parsis: escarnación con aves carroñeras
Los parsis, que habitan en la India actual, son miembros de una comunidad fiel a la religión zoroástrica. Esta religión sigue las enseñanzas del profeta iraní Zarathustra. Esta comunidad, que se estima que es de unas 70.000 personas en la India, son descendientes de los persas que se refugiaron en la India entre el siglo VIII y X tras la conquista árabe de Persia.
La religión zoroástrica dicta que tenemos que ser muy respetuosa con los cuatro elementos de la naturaleza: tierra, aire, agua y fuego. Por ese motivo tienen unos ritos funerarios muy particulares.
Los parsis colocan sus difuntos en los alto del Dakhma (o Torre del Silencio), que es una estructura circular. Una vez allí los cadáveres son escarnados por los buitres de forma que, al final, los huesos limpiados por las aves queden calcinados por su exposición al sol.
Es, pues, el respeto de los parsis hacia los cuatro elementos lo que no les permite enterrar a los muertos en la tierra, ni arrojarlos en el agua, ni quemarlos con fuego de forma que contamine el aire.
EEUU y Inglaterra: enterrados en el bosque
En Estados Unidos y el Reino Unido cada vez son más las personas que escogen ser enterradas en espacios naturales, como los bosques. Eso es así ya que la legislación de estos países permite la existencia de los cementerios verdes (green burial). Se tratan de fincas rurales que incluyen bosques y prados en los cuales el propietario tiene autorización administrativa para la sepultura humana.
En estos llamados cementerios verdes la tumba no es tanto un espacio particular del difunto sino una área temporal de memoria para la disolución del cuerpo del fallecido. Para ello el cuerpo del difunto no se somete a los procedimientos de conservación y en general se entierran con un simple lienzo de fibra vegetal.
En Estados Unidos, el Green Burial Council ha aprobado 40 cementerios respetuosos con el medio ambiente. En el Reino Unido, por su lado, el Natural Death Center avala una red de más de 300 bosques en todo el país como cementerios verdes.
Los cementerios verdes o espacios naturales para el reposo de difuntos es una práctica funeraria que podría dar un nuevo sentido a la conservación de la naturaleza en Europa. En España, pero, la legislación no lo permite, aunque sí que hay un espacio natural para depositar cenizas cerca de Girona.
Bali: la fiesta de la cremación
En la isla de Bali la cremación es una auténtica fiesta. Y todavía lo es más si el difunto es una personalidad noble. Este fue el caso, en 2008, de la cremación del líder Agung Suyasa, jefe de la familia real de Ubud. Suyasa fue incinerado para que sus elementos terrenales pudieran liberar su alma y que ésta volara hacia el cielo a través del chorro de chispas del fuego.
Para ello, alrededor de la pira real se extendieron los cuerpos difuntos recientes de 68 de sus plebeyos y otros 3 miembros de la familia real. Se considera que fue de los ritos funerarios con fuego más espectaculares de Bali por la energía ígnea y el misticismo ligado a este viaje de purificación y renovación.
En la tradición balinesa, la cremación libera al alma para que sea libre de habitar un nuevo cuerpo, y hacer esto se considera un deber sagrado.
Nueva Orleans: un funeral de jazz
Algunos de los cortejos fúnebres de Nueva Orleans son un equilibrio único entre la alegría y el dolor al compás de una banda de músicos de jazz. Al principio, la banda toca cantos dolorosos, pero una vez que el cuerpo está enterrado, cambian a un ritmo más optimista. El baile catártico junto con la música también forma parte del acontecimiento el cual sirve para conmemorar la vida del difunto.
Estos ritos funerarios, conocidos como los funerales de jazz de Nueva Orleans, ofrecen una de las imágenes que caracterizan esta región que acoge una curiosa combinación entre las tradiciones de África Occidental, la cultura francesa y la propia Afro-Americana.
Vietnam y Tailandia: la música como despedida
En los últimos años, en la zona del norte de Vietnam y también en la provincia tailandesa de Binh, se han instaurado los cortejos fúnebres acompañados de música.
Una banda musical de mujeres tocando trompetas, saxofones, trombones y cornetas acompañan los funerales. Tradicionalmente, la procesión comienza en la casa del fallecido y va hasta el cementerio. Según la costumbre, la ruta musical reproduce el trayecto normal que el difunto solía tomar en su vida. Así se pasa por el mercado, por el lugar de trabajo o por la casa de los amigos.
Estos grupos femeninos con instrumentos de metal se han popularizado y dan un nuevo aire a los paseos fúnebres.
Madagascar: el giro de los huesos
El pueblo malgache, en Madagascar, realiza cada cinco o siete años la ceremonia de la Famadihana o «el giro de los huesos». Esta ceremonia se caracteriza por abrir la tumba de la cripta familiar y exhumar los cuerpos de los difuntos envueltos en telas. Los restos son rociados con vino o perfume.
Mientras duran estos ritos funerarios, una banda toca en el animado evento, a la vez que los miembros de la familia bailan y pasean con los cuerpos. Esta ceremonia para los familiares y los habitantes del pueblo del difunto es una oportunidad para darles noticias sobre la evolución de sus vidas o incluso pedir sus bendiciones. Otros simplemente aprovechan la celebración para recordar historias compartidas con el difunto.
En Madagascar la muerte no es para siempre y consideran que los espíritus quieren regresar a la Tierra de vez en cuando. Enterrados en tumbas familiares, los muertos están fríos y aburridos, y echan de menos a sus familias. La Famadihana es la celebración en la que se abren las tumbas y los muertos, envueltos en sudarios, se disponen a descansar y a bañarse al sol, en compañía de sus familias que lo festejan y bailan con ellos.
Ghana: ataúdes de fantasía
Sin duda, una de las tradiciones más curiosas del ya de por sí colorido continente africano son los ataúdes de fantasía que se emplean en el rito funerario en Ghana.
En este país la gente aspira a ser enterrada en un ataúd que represente su trabajo, algún deseo o alguna pertenencia material apreciada. Así, podemos encontrar ataúdes de todas las formas posibles. Por ejemplo: un ataúd en forma de pez para un pescador, o en forma de coche para alguien que aspiraba a ser rico y no lo consiguió. O en forma de libro gigante para representar una Biblia para un devoto feligrés. ¡La imaginación sin límite!
Esta tradición, sin ser tan espectacular, también la encontramos en Italia, donde diversas empresas funerarias ofrecen ataúdes pintados con los colores del equipo de fútbol del país o incluso con estampaciones de bellas mujeres. Lo que está claro, es que el ataúd para algunas culturas es como el vehículo que lleva el cuerpo difunto hacia los deseos más alenados en su vida.
Los ritos funerarios de los pueblos indígenas
En la sociedad aborigen de los territorios del norte de Australia el rito mortuorio sirve para expulsar el espíritu del cuerpo. Durante el rito, la familia fuma, danza y come colectivamente alrededor del difunto. Finalmente el cuerpo se coloca encima de una plataforma y se cubre con hojas y ramas hasta que se descomponga.
En Filipinas, la etnia Caviteña, que vive cerca de Manila, entierra a sus muertos en el tronco de un árbol ahuecado. Cuando alguien enferma, seleccionan el árbol donde posteriormente será sepultado. En cambio, en la región montañosa es esta isla, los Sagada cuelgan ataúdes de los acantilados. Los ancianos a menudo tallan incluso sus propios ataúdes. Este rito de los Sagadas tiene una tradición de más de dos mil años. Para este pueblo el ataúd colgado en un acantilado es lo más cerca que pueden colocar a sus difuntos del cielo.